Malasia, un continente en un país

Malasia es el último destino que voy a visitar en este viaje de 4 meses por Asia. Aquí la verdad es que no esperaba encontrar nada especial. Había leído sobre las playas de la costa oeste de la península y tenía ganas de visitar un centro de protección de orangutanes en Borneo.
Mi primera parada en Malasia fue Kuching, un lugar ciertamente extraño, era una mezcla entre modernidad y antigüedad muy extraña que no acababa de encajar. Al pasear por las calles fui descubriendo una cantidad enorme de edificios abandonados que estaban a punto de caerse, todo esto contrastaba con los rascacielos que estaban construyendo. 
Seguí caminando y me topé con el barrio chino, he de decir que en todo momento pensaba que estaba en el barrio chino. Esta ha sido la seña de identidad de Malasia, chinos por todos lados. Continué mi exploración por Kuching y visite la calle de India, aunque realmente de India tenía más bien poco. Y así fui poco a poco descubriendo una ciudad que pasaría de forma indiferente por mi viaje.

Templo chino en Kuching
Hasta que un día nos decidimos a ir a la reserva de orangutanes. No se trata de una reserva como tal sino que los animales están en total libertad y se acercan al centro solo cuando les falta comida en el bosque. Por culpa de la deforestación para plantar palmas, los orangutanes encuentran menos comida en el bosque así que tienen que acercarse al centro. La verdad que la experiencia fue increíble, poder estar al lado de estos animales tan grandes y peludos fue magnífico. Aquí pudimos observar la naturaleza en su estado puro, al fin y al cabo sólo éramos eso, observadores que se apartaban cuando el orangután venía para dejarle paso libre. La verdad que mereció la pena visitarlo.

Semengohh Mature Reserve
Acabada ya la visita a Borneo nos dirigimos a la capital de Malasia donde espero encontrar la modernidad del Sudeste Asiático. Lo primero que me encuentro en Kuala Lumpur son carreteras muy grandes y un barrio que nada tiene de moderno, todo lo contrario, es viejo y está bastante destruido. Lo segundo que puedo apreciar lo encuentro al levantar la vista hacia lo alto, un enorme conjunto de grúas compitiendo para ver cuál de ellas construye la torre más alta y, al fondo, las torres Petronas.
Así da comienzo el primer día de exploración por Kuala Lumpur, a ver qué nos encontramos. En nuestro primer día fuimos caminando hasta el centro, durante el paseo sólo encontramos obras y grúas mezcladas entre barrios más bien antiguos. Al llegar al centro encontramos una ciudad diferente, una ciudad que parece un continente entero. Paseamos por el barrio chino, birmano e indio. Estaban todos aquí juntos. Calles llenas de mercados donde se puede encontrar cualquier falsificación, otras llenas de recuerdos de India, Tailandia...

Petaling Street (China town)
Tras hacer un recorrido por las calles alrededor de Petaling Street tomamos el bus gratuito, sí gratuito. Uno de los problemas en Kuala Lumpur es el tráfico, a la hora punta un trayecto de 20 minutos puedes tardar en hacerlo 1h o más, así que el alcalde ha impulsado cuatro líneas de bus gratuito para moverse por la ciudad. La verdad es que el transporte de la ciudad es tan variado que acaba siendo caótico, monorail, metro, buses, buses gratuitos, tren... Un caos. 
Caminamos por una pasarela peatonal construida encima de la carretera, imagino que para evitar atascos y por fin llegamos a las torres Petronas. Dos torres gemelas unidas por un puente frente a un parque (KLCC) que permite observarlas con tranquilidad.

Torres Petronas
Parque KLCC (Frente a las torres Petronas)
Lo último que nos quedaba por ver en Kuala Lumpur eran sus centros comerciales inmensos, uno de ellos con una montaña rusa en su interior.

Berjaya Times Square
El siguiente destino después de Kuala Lumpur fue Georgetown, una ciudad, como no, en la que había más chinos e indios que malayos. En esta ciudad no encontramos nada llamativo salvo el arte callejero, un montón de grafitis que te alegran los paseos por sus calurosas calles.

Uno de los miles de graffitis de Georgetown
Para finalizar diré que para mí Malasia ha sido un continente dentro de un país. Creo que hay países más auténticos que ver en el sudeste asiático. Aún así mereció la pena ir, por lo menos a Kuala Lumpur y poder haber contribuido en Kuching a que los orangutanes puedan tener alimento.

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